A Conocernos donde estamos: Una Promesa a la hoja del roble
Es imposible mostrar amor y gratitud suficiente para un bosque primaveral de Oregon. En el valle y cerca de la costa, se ve un verde vibrante y empapado, un bosque pluvial zumbando con vida. Cada año las plantas serpentean, se vuelven verdes, y enfrentan la lluvia fuerte hasta que de golpe pare. La primavera está llena de esperanza y renacimiento que trepa lentamente hacia fuera del valle.
Pero a veces, cuando camino con cuidado por el bosque fecundo, no puedo alejarme de pensar...al final del verano, estas plantas van a estar privadas de agua y si tenemos un año como el año pasado, se van a sofocar del humo.
Cuando la lluvia pare, la mayoría de estas plantas sobreviven con el agua almacenada, la cual, en nuestro clima variable, se hace mucho más difícil. Van de un estado tan empapado que apenas no se agitan en la brisa, a estar tan frágiles con sed que trituran debajo de los pies.
No puedo evitar preguntarme si ellas saben lo que viene inminente. En caso de que sepan -- y que sepan mucho más que nosotros les dan crédito -- yo les agradezco por regresar cada año a pesar de todo lo que les enfrentan. Para mí, es una lección de resiliencia y un mandato para no hacernos autocomplacientes. Cada año, el Trilio(keep these capitalized?) florece, las Ortigas crecen muy altas y espinosas, los Abetos de Douglas continúan a cambiar el dióxido de carbono a madera. Ellos no se dan por vencidos.

Imagino una nueva hoja de roble, la última para florecer en la primavera, explotando al sol e inspeccionando los pastos nuevos debajo de sus pies y el liquen al lado de ella que han estado ahí durante todo el año. Llena de una esperanza primaveral, ella les pregunta a ellos, “¿ya se han dado cuenta los humanos?”
No, todavía no entienden.
La hoja descorazonada, como muchos de los niños, se quita la decepción y ofrece todo lo que ella tiene. “Creceré muy grande y fuerte. Y, creceré verde. Y, seré tan bella que ningún humano podría mirarme y no enamorarse. Me van a ver. Y actuarán.”
Ese proyecto de hacer lo mejor que ella puede hacer va a ayudar y apoyar a la hoja joven durante la estación entera, convirtiendo la luz del sol al oxígeno y sonriendo su sonrisa más encantadora para todos los humanos que la pasan. Mientras el otoño entra de repente, y muchas de sus amigas regresan a la tierra, la hoja del roble se quedará tarde, como se caracteriza. Ella se aferra a su rama, su fe en los seres humanos agitada, pero no perdida, esperando hasta el timbre final de la estación para que los humanos hagan lo que haga falta. Hasta cuando ella flota a la tierra mojada de las primeras lluvias del otoño, piensa, “para la primavera, comprenderán,” y se posa pacíficamente sobre el pasto dormido.
Los jóvenes del bosque y sabana del roble, los humanos y los seres más allá, cuentan con nosotros. Según la juventud, las cosas no son imposibles, solamente quedan por hacer.
Esta semana, vete afuera y escucha. Escucha las preguntas de la juventud, de la tierra, del dosel arbóreo, y a las que están a tu lado. Cuando te gritan, “¡si se puede!’ encuentra tu niño interior, y cree en ellos. No dejan nunca su trabajo de sostener la vida. Incluso cuando se hace más difícil hacerlo. Les promete que tampoco vas a dejarlo.
Otra vez, envía las reacciones a riverstonerenewables@gmail.com, con el sujeto, “Meet Me Where We Are- the hope of the oak leaf.” Tengo ganas de verlas.
Si acabas de encontrarnos, ir a introductory post para hacerte una idea de cómo puedes responder.
Un poquito de gratitud - Esta semana tengo que agradecer a mi mejor amiga y compañera de casa durante los últimos 3 años. Ella es la que me dijo, durante un camino dulce en el bosque, que los Robles son los últimos árboles que florecen en la primavera y los últimos para cambiar en el otoño. Ella me enseña mucho sobre nuestras amigas de la flora. Ella me ayuda a verlas. Por eso estoy siempre agradecida.